¿Qué es la Legionella? Síntomas y cómo se contagia
La legionela es una bacteria que suele encontrarse en aguas estancadas con temperaturas superiores a los 35 °C, aunque su relevancia como patógeno surge cuando coloniza sistemas de agua artificiales que generan aerosoles. Estos entornos ofrecen condiciones ideales para su proliferación con agua estancada y acumulación de sedimentos o materia orgánica.
Los lugares más comunes donde la legionela puede crecer y dispersarse son las torres de refrigeración y los sistemas de aire acondicionado, especialmente aquellos mal mantenidos. También se encuentra en sistemas de agua caliente sanitaria, como grifos, duchas y calderas, así como en spas, jacuzzis, fuentes y otros equipos que generan aerosoles de agua. Estos aerosoles contaminados pueden ser inhalados por las personas, permitiendo que la bacteria ingrese al sistema respiratorio y cause la infección conocida como legionelosis.
La transmisión de la legionela no ocurre de persona a persona, sino que está asociada a la inhalación de microgotas contaminadas. Por este motivo, los brotes suelen darse en lugares donde hay una mala gestión de sistemas de agua y aire, como hospitales, hoteles, edificios de oficinas o instalaciones recreativas. El mantenimiento adecuado de estos sistemas es clave para prevenir la proliferación de la bacteria y evitar riesgos para la salud pública.
Aunque las personas sanas tienen menor probabilidad de desarrollar la enfermedad, algunos grupos, como los mayores de 50 años, fumadores, personas con enfermedades pulmonares previas o sistemas inmunológicos debilitados, son más susceptibles. Por lo tanto, garantizar un control efectivo en los sistemas de agua es fundamental para proteger la salud y prevenir brotes de legionelosis.
¿Qué es la legionelosis y cuáles son sus síntomas?
La legionelosis es la enfermedad patógena causada por la exposición a la bacteria Legionella y que se presenta principalmente en dos formas: la fiebre de Pontiac y la enfermedad del legionario.
- Enfermedad del legionario: Es la forma más grave y se manifiesta como una neumonía severa. Los síntomas incluyen fiebre alta, tos, dificultad para respirar, dolor en el pecho, fatiga extrema, dolores musculares y, en algunos casos, síntomas gastrointestinales como diarrea o náuseas. Sin tratamiento, puede ser mortal, especialmente en personas mayores o con el sistema inmunológico debilitado.
- Fiebre de Pontiac: Es una forma más leve de la enfermedad, parecida a una gripe, que no afecta los pulmones. Los síntomas incluyen fiebre, escalofríos, dolor muscular y cefalea, pero suelen desaparecer por sí solos en pocos días sin necesidad de tratamiento médico.
Si la enfermedad no se trata durante la primera semana o se aplica un tratamiento incorrecto, puede ocasionar daños o secuelas cerebrales permanentes e incluso resultar mortal, teniendo en cuenta que existe una tasa de mortalidad entre el 5% y el 10%.
¿Cómo se contagia la legionelosis?
La legionelosis se contrae al inhalar gotas de agua contaminadas que se generan en sistemas de agua que producen aerosoles, aunque en la actualidad no se sabe que cantidad de bacterias son necesarias para infectar a una persona, aunque depende de cómo se dispersen y si es una persona vulnerable la concentración de bacterias será menor. El tiempo de incubación varía entre los 2 y los 14 días.
Lo más importante a destacar es que la legionelosis no es contagiosa de persona a persona, ni de animal a persona, ni bebiendo agua contaminada, ni ingiriendo alimentos que hayan estado en contacto con la bacteria. Solo y únicamente por el contacto directo con los aerosoles del agua contaminada.
La Legionella se propaga en entornos artificiales que favorecen su proliferación, como:
- Torres de refrigeración y sistemas de aire acondicionado: Equipos que generan aerosoles, especialmente en sistemas grandes como los de edificios, hospitales u hoteles.
- Sistemas de agua caliente sanitaria: Duchas, grifos y calentadores que mantienen el agua en un rango de temperatura ideal para el crecimiento de la bacteria (20-45°C).
- Jacuzzis y spas: Las burbujas y aerosoles producidos en estos sistemas pueden transportar la bacteria.
- Fuentes y sistemas de riego: Estos dispositivos, si no se desinfectan regularmente, pueden generar aerosoles contaminados.
- Nebulizadores y humidificadores: Equipos que dispersan agua en forma de pequeñas partículas en el aire.
- Instalaciones industriales: Procesos que generan vapor o agua pulverizada también pueden ser una fuente de transmisión.
¿A quién afecta la legionelosis?
Aunque la legionelosis puede afectar a personas de cualquier edad, hay ciertos grupos de población que presentan mayor vulnerabilidad frente a esta enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) determina que, en Europa, hay 10-15 casos de legionelosis por cada millón de habitantes. De estos casos, 75-80% son personas mayores de 50 años y el 60-70% son hombres.
Los grupos de mayor riesgo para desarrollar las formas más severas de la enfermedad incluyen a fumadores, personas inmunodeprimidas o personas con enfermedades crónicas, especialmente las relacionadas con el sistema respiratorio.
¿Cómo se puede tratar la legionelosis?
El tratamiento de la legionelosis depende de la forma de la enfermedad y la gravedad de los síntomas. La fiebre de Pontiac no suele requerir tratamiento médico por sus síntomas leves que desaparecen por sí solos en unos pocos días.
Sin embargo, la enfermedad del legionario requiere intervención médica, pues se trata de una neumonía que puede comprometer los pulmones, así que se necesitan antibióticos bien pautados. En casos severos puede ser necesaria la hospitalización.
¿Qué pasa si el agua tiene Legionella?
El agua contiene bacterias de manera natural, no pasa nada, no hay riesgo de desarrollar enfermedades si su concentración es baja. Ahora bien, si el agua de un sistema contiene Legionella, existen protocolos estrictos para evitar que la bacteria prolifere y ponga en riesgo a las personas. Para ello, es fundamental realizar una desinfección completa del sistema y asegurar que el agua se mantenga a una temperatura que limite el crecimiento de la bacteria.
El nivel máximo permitido de bacterias de legionela es 100 UFC/l. Unidad Formadora de Colonias es el término que se utiliza para cuantificar la presencia de microorganismos como la Legionella.
Los sistemas de control de calidad y el análisis constante de los niveles de legionela son esenciales para evitar que estas instalaciones se conviertan en focos de contagio. En lugares donde la presencia de Legionella es más probable (piscinas, hospitales, spas, hoteles…), se deben aplicar controles de higiene específicos y asegurarse de que se aplican los estándares de seguridad establecidos por las autoridades sanitarias. También se pueden instalar filtros contra la legionela en el sistema y realizar una desinfección térmica.
¿Se puede prevenir la legionelosis?
La prevención de la legionelosis pasa por el control adecuado de los sistemas de agua, especialmente en instalaciones grandes y de uso frecuente. Esto implica el análisis regular del agua a través de un laboratorio especializado, la limpieza de tanques y tuberías y la implementación de tratamientos químicos y de desinfección en sistemas de agua caliente.
Además, es crucial reducir las áreas de agua estancada en los sistemas, asegurando un flujo constante y las temperaturas adecuadas que inhiban el crecimiento de la bacteria.
Las empresas y los edificios de uso público deben cumplir con las normativas sanitarias vigentes (Real Decreto 487/2022) para asegurar que sus instalaciones sean seguras y minimicen el riesgo de legionelosis. Estas medidas de prevención contribuyen a proteger la salud pública y reducen los costes asociados a la desinfección y posibles brotes de la bacteria en el agua.
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